miércoles, 1 de febrero de 2017

Seré tuya

Aquí estoy en un aparcamiento esperando en pleno día, este es el sitio y la hora, bueno quizá un ratito antes, pero no me gusta hacer esperar, pasan los minutos y mis nervios se aceleran, estoy muy nerviosa, tanto que he vuelto a comprar una cajetilla de tabaco. Lo enciendo y noto como la nicotina entra en mis pulmones, suelto con energía todo el humo que ahí dentro de mi, y por extraña razón me siento mejor.
Miro hacia todos lados para ver por dónde aparecerá, De pronto una mano se posa en mi hombro y al girarme está ahí, justo delante mía, con su sonrisa de siempre.
-hola cariño.
-hola..(musitó sobrando otra bocanada de humo).
Tiro el cigarrillo al suelo y el lo pisa. Me da un beso en la mejilla y con un gesto amable me abre la puerta del coche.
Yo me subo sin pensar, pero ahora que lo he visto estoy más tranquila y relajada. Emprende la marcha y cuando me quiero dar cuenta estamos aparcando en frente de un bar de carretera. Pienso como coño hemos llegado, estaba tan absorta en observar cómo conduce, que ni siquiera me había dado cuenta donde estábamos.
-Tienes hambre? Un café quizá?
Yo asiento varias veces, me encanta que sea tan amable conmigo, hace más de dos años que no nos vemos, pero en verdad parece que no a pasado un ápice de tiempo.
Desayunamos a cuerpo de rey entre caricias , risas e inocentes. Justo cuando estoy tomando el último trago de café. Me mira fijamente a los ojos con sus pupilas totalmente dilatadas.
- Quiero comerte.
-Y yo que lo hagas...
Nos volvimos a subir al coche conduce con destreza y llegamos a un sitio apartado de miradas indiscretas. Me coge por la nuca con ambas manos y con un gesto rápido me besa con desesperacion.
Entre beso y beso
-Te echado de menos.
-Dios y yo a ti..
El ambiente de caldea y me subo a orcajadas, el me sujeta para facilitarme la tarea, sin parar de besarme.
- Nena te necesitaba justo como estas ahora.
- Yo también te extrañé muchísimo.
Me aprieta contra su pelvis, y yo gimo, haciendo notar su dura polla, yo estoy húmeda desde que nos sentamos en el bar. Tengo que reconocer que tiene una gran polla que me vuelve loca, me llena por completo, sigue con su movimientos y apretando mi culo con sus manos, de vez en cuando me sujeta por el cuello, para hacerme saber quién manda, bien sabe Dios que manda el, va hacer lo que quiera conmigo, me vuelve loca, sus labios, su forma de besarme, su posesión. Yo le saco la camiseta y justo cuando se la quito.
- Súbete atrás, quiero follarte.
Yo simplemente hago lo que me pide, estoy deseando tener su gran polla dentro de mi. Cuando pongo el primer pie en el asiento de atrás y luego el otro, al segundo el está sentado ya, qué rapidez. Se desabrocha el vaquero y su correa y deja entrever eso que tanto deseo, estoy tan deseosa de sentirle dentro de mi que me quito mis leggin y los tiro hago lo mismo con las zapatillas, me subo de nuevo a orcajadas y el con un gesto rápido y certero en empala hasta el fondo, y comienza el movimiento, primero lento, con una mano me sujeta los brazos por detrás de mi espalda y con la otra el cuello para que no deje de besarle. La verdad es lo último que me apetece, quiero comerme sus gemidos, yo le muerdo los labios y ahogo mis gemidos en su boca.
Los movimientos se aceleran, golpes más rápidos y fuertes, yo aún pegada a su boca le confieso.
-Te echaba de menos, me gusta como me follas, y me voy a correr.
El me sonríe pícaramente sigue embistiéndome fuertemente, cogiendome entonces por los cachetes de mi culo, para poder metérmela mejor. Echo la cabeza hacia atrás y grito de placer, el me vuelve a coger por el cuello para seguir besándome. Con los labios aún pegados...
-Oh nena creo que me voy a correr yo también...
Seguidamente le cojo por el cuello y le obligó a besarme y después le sujeto  fuerte por el pelo y le obligó a que me chupe la teta, y sigo mi cometido, quiero que se corra y beberme sus gemidos, me siento poderosa, le doy placer y el me lo da a mí.
Paramos y solo se escucha nuestras respiraciones aceleradas, casi sin aliento. Nuestras frentes están pegadas y nuestras miradas juntas. Entonces
-Que calor! Por dios
-Tienes toda la razón guapa.
Yo sonrío , me siento súper bien. Nos vestimos entre risas y salimos del coche.
Nos abrazamos y jugamos, bailamos e hicimos tonterías y locuras que nos gustan hacer.
Nunca pensé que después de tanto tiempo todo volvería a ser igual, exactamente igual desde la última vez que nos vimos. Miro la hora y con fastidio digo.
-Se nos acabo el recreo.
El asiente triste y fastidioso como yo, nos volvimos a subir al coche, rumbo de nuevo a la realidad.
-Por más tiempo que pase, serás mía.
-Seré tuya por siempre...

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